- Solo unas hebras serían suficientes
para hacer la cocción.
- Como si fueran siete pares, nunca
encontraremos un hada a quien arrebatarle las alas.
- Pues hemos de encontrarla, si no
Adrinia perderá sus poderes para siempre, y eso será el fin de toda Comunidad.
¿Quién nos hará invisibles al ojo humano si ella nos deja?
- Ssshhh no pensemos en eso, pensemos
en una solución.
- ¡Lo tengo! Traeremos al soñador, le
daremos licor de lirios y cruzaremos los dedos para que sueñe con un hada a la
que podamos capturar.
Y así fue. Se hicieron todos los
preparativos necesarios y el soñador, que recorrió un largo camino, tomó el amargo
brebaje con el ánimo dispuesto y su voluntad al servicio de Adrinia.
Esperaron por varios días en absoluto
silencio para no perturbar el trance del anciano, hasta que finalmente el tan
esperado sueño se anunció con aura violeta, el color inconfundible de las
hadas.
Pero quiso la mala suerte que el hada
atraída por el soñador fuera Nissia, la favorita del dragón Nuun, y que éste,
al verla en peligro, la siguiera veloz por el túnel intermundos hasta el
mismísimo corazón de Comunidad...
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